Capítulo 121
Poniendo los ojos en blanco, Kathleen no dijo nada más mientras comía su avena en silencio. Al ver eso, Charles mostro una sonrisa de satisfacción
Samuel fijó su mirada en Kathleen y sus labios se curvaron en una sonrisa. Charles le bloqueo la vista v le espero con una sonrisa.
Samuci no se molestó con el porque era el hermano mayor de Kathleen. Estaba decidido a no hacer nada que hiciera que ella le odiara más.
-¡Sr. Macari! – justo entonces, Tyson volvió con un montón de cosas.
Kathleen desvio su mirada hacia él. Tyson llevaba una carga de ropa limpia, algunas comidas y una gran pila de documentos en sus manos. Al ver esa escena, se quedo sin palabras.
«Esta fuera de si. Incluso ahora, sigue pensando en el trabajo, penso.
-Sr. Macari, le he traido sus cosas-declaró. Le preocupaba que nadie se ocupara de su jefe.
-De acuerdo. Gracias -respondió Samuel con suavidad.
En ese momento, el corazón de Tyson dio un vuelco. «¿Desde cuando el Sr. Macari se ha vuelto tan educado? ¡Algo debe estar mal!», pensó.
-Sr. Macari, Sebastian sabe que la Sra. Johnson está aqui. De ahi que me haya pedido que le prepare otra ración -añadio Tyson.
–De acuerdo -asintió Samuel-. No soy tan mezquino.
Charles se burló para sus adentros.
Dejando las cosas en el suelo. Tyson levantó un recipiente rosa y sonrió.
-Señorita Johnson, aquí tiene un guiso que Sebastian me pidió que le trajera.
-Gracias -respondió ella con gratitud.
-Espero que le guste -Tyson dejó el recipiente-. También hay otros bocadillos dentro. -Al decir esto, se retiró al lado de Samuel y comenzó a prepararle la comida.
Kathleen comió un poco de avena y luego se detuvo. Enseguida, Charles sacó un pequeño pastel.
-Hay sabor a fresa y sabor a melocotón amarillo.
-Gracias, Charles-sonrió ella, mansa como un gato.
Su hermano sonrio en respuesta. «Sólo tengo una hermana. Por supuesto, la mimaré», penso.
Samuel los miró. De hecho, nunca supo que a Kathleen le gustaba comer esas cosas.
Charles se ocupó de ella durante un tiempo, y pronto el tiempo de visita llego a su fin. Su hermano no tuvo
más remedio que irse, Tyson también lo hizo.
Arrugando las cejas, Charles la miro con preocupación mientras susurraba:
-Si este hombre te hace algo por la noche, grita. Si no tienes más remedio, también puedes golpearle con cosas
-Charles, eso no será necesario.
«Despues de todo, Samuel es un hombre orgulloso. No intentará conquistar a una mujer con esos métodos». penso
–No tienes ni idea – Charles la miró con una mirada complicada-: De todos modos, recuerda lo que te dije. He configurado un contacto de emergencia en tu teléfono. Si te encuentras con algo, sólo tienes que pulsarlo, y la información se enviará a mi teléfono. Entonces, vendre de inmediato.
-Muy bien. Lo entiendo-lo despidió.
Charles le pinchó la frente en broma.
-Volvere mañana a primera hora.
-De acuerdo. -Ella le dirigió una mirada débil.
Charles no podia entender por qué confiaba tanto en su exesposo. A sus ojos, Samuel parecia un hombre que haria cualquier cosa para lograr su objetivo. Y pudo ver que este último confiaba en volver a ganarse el corazón de su hermana. Por eso le preocupaba tanto que se enamorara de el.
En ese momento, Kathleen lanzó una mirada de impotencia a Charles. «¿Por qué no confia en mi en absoluto? ¿Parece que todavia me gusta Samuel como antes?», se molestó. No podia entender por qué su hermano estaba tan preocupado.
Después de que tanto el como Tyson se fueran, la sala se sumió en un incómodo silencio.
Kathleen agarró su vaso y bebió el agua tranquila. Tenia un aspecto adorable. Justo entonces, Samuel pronunció en tono débil:
-Puede que me vaya a dormir tarde, asi que necesito mantener la luz de la cama encendida. ¿Te importaria?
Kathleen negó con la cabeza:
-Està bien. Yo tampoco tengo sueño. Quiero leer algunos guiones.
-De acuerdo. Dime site importa-Samuel recogió los documentos. Mientras tanto, ella sacó su tableta y comenzó a leer el guión.
Se lo envió Remy por WhatsApp, y sólo había un tercio del mismo,
-Siempre que te guste…
-Me gusta mucho…
La mirada de Samuel parecía muy gentil
-Te doleran los ojos si vuelves a llorar.
-No es asunto tuyo. Kathleen bajo la mano. Samuel hizo una pausa.
-¿Me odias?
Ella se quedo boquiabierta ante su pregunta,
– Me has odiado en estos últimos tres años?-volvió a preguntar.
Kathleen agarró la manta.
-Lo hice, pero ya no. Ya se ha acabado.
-Entonces, ¿por qué no te has vengado de mí? – preguntó en voz baja- Dijiste que yo también era el verdugo.
-Me conozco lo suficiente -respondió con sinceridad-. No podré vencerte. De todos modos, has sido eliminado de mi vida. Es suficiente.
«Ya que no puedo derrotarlo, mejor lo evito», se dijo.
-Si tienes la oportunidad, ¿cómo me vengarias? -mostró una curiosidad absoluta.
Kathleen dudó un rato.
-¿De verdad necesitamos tener una conversación tan pesada?
Samuel pronunció con indiferencia:
-Si hablo de otras cosas, ¿charlarás conmigo entonces?
– ¿Por qué no dejamos de hablar?
– Pero quiero hablar contigo -Samuel se quedó mirando el techo-. Quiero escuchar tu voz. Te he echado mucho de menos durante todo este año desde que te fuiste.
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