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La Guerra de una Madre Traicionada novel Chapter 131

Capítulo 131

-¡Paf!

El impacto resonó en el pasillo del hospital mientras la palma de Fernanda se estrellaba contra el rostro de Sabrina, tomándola desprevenida. Su mejilla se enrojeció e hinchó al instante bajo la fuerza desmedida del golpe.

-¡Señorita Sabrina! -exclamó Romeo, con los ojos desorbitados por el miedo.

-Mamá, ¿qué estás haciendo? -André intervino con voz contenida pero firme, interponiéndose entre ambas mujeres.

-Mamá, tranquilízate, quizás hay alguna explicación -Luana se apresuró a sujetar el brazo de Fernanda, intentando calmar los ánimos.

Mientras tanto, Araceli observaba la escena con deleite apenas disimulado, sus labios

curvándose en una sonrisa de satisfacción.

-¿Qué explicación puede haber? -vociferó Fernanda con arrogancia desmedida-. ¡Ella es quien siempre cuida a Thiago! Si mi nieto acabó en el hospital, ¡la responsabilidad recae enteramente sobre ella!

-¡Escúchame bien, Sabrina! Si algo grave le sucede a mi nieto, jamás te lo perdonaré, ¡maldita incompetente!

Sabrina permanecía inmóvil. Su apariencia desaliñada reflejaba la premura con que había acudido al hospital, sin tiempo para arreglarse. Mantuvo la cabeza gacha, permitiendo que su cabello desordenado ocultara su expresión como una cortina protectora.

Romeo la contempló con angustia y, en un gesto instintivo, tomó su mano con delicadeza.

-Señorita Sabrina

La piel de Sabrina transmitía un frío alarmante bajo el tacto del pequeño.

-Estoy bien -murmuró ella, elevando lentamente el rostro. Su mirada, penetrante y calculadora, recorrió a la colérica Fernanda antes de que sus labios se curvaran en una sonrisa inesperada.

El gesto desconcertó a todos los presentes, que no comprendían cómo, tras semejante humillación, Sabrina aún conservaba tal dominio sobre misma.

Cuando Fernanda se disponía a continuar su diatriba, Sabrina se incorporó con agilidad felina y, en un movimiento súbito, propinó dos bofetadas certeras a André.

-¡Paf! ¡Paf!

El silencio se apoderó del pasillo mientras las miradas atónitas convergían en ella.

-¡Sabrina! ¿Cómo te atreves a golpear a mi hijo? -Fernanda la señaló con dedo tembloroso por la indignación.

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Capide 131

-André no es solamente tu hijo -respondió Sabrina mirándola directamente a los ojos, pronunciando cada palabra con deliberada lentitud. También es mi esposo y el padre de Thiago. Estas dos bofetadas te las entrego en su nombre.

Fernanda se estremeció visiblemente, su rostro contorsionado por una furia que amenazaba con hacerla desfallecer.

-¡Te estás rebelando abiertamente contra !

-¿Rebeldía? -replicó Sabrina con voz mordaz-. Exageras, Fernanda. Si yo, que no he cometido falta alguna, merezco ser agredida, entonces él, que sacó a Thiago de casa, bien merece estas dos bofetadas.

¿André había llevado al niño fuera?

Fernanda contuvo el aliento y dirigió una mirada inquisitiva hacia su hijo.

-Mamáintervino André con el rostro enrojecido por los golpes-, en esta ocasión, Sabrina es completamente inocente.

Aunque Fernanda comprendió su error, su orgullo le impidió reconocerlo. Mantuvo su postura

altiva.

-Una mujer debe encargarse del hogar y los hijos. Aunque no tenga culpa directa, como madre de Thiago, debe asumir parte de la responsabilidad.

La mirada de Sabrina se tornó impenetrable, como aguas profundas en calma aparente.

-Mis asuntos los gestiono personalmente. ¿Debo cargar también con los errores del padre?

-Fernanda, ¿tanto desprecias a las mujeres que has olvidado tu propia condición?

Ante estas palabras desafiantes, Fernanda se abalanzó hacia Sabrina con intención de abofetearla nuevamente.

-Fernandaadvirtió Sabrina con serenidad gélida-, si vuelves a agredirme, contactaré inmediatamente a las autoridades y presentaré cargos por agresión.

Fernanda soltó una carcajada sarcástica.

-¿Agresión? ¿No acabas de golpear a André? ¡Si la policía interviene, también enfrentarás consecuencias legales!

-Te equivocas, Fernanda -respondió Sabrina con desdén-. André y yo formamos una pareja. Los conflictos entre cónyuges se consideran asuntos domésticos donde nadie interferirá. Además

Sabrina la observó con desprecio manifiesto.

-¿Tú puedes agredirme impunemente, pero yo no puedo responder a su hijo? ¿Acaso por ser nuera de la familia Carvalho debo aceptar un estatus inferior y permitir maltratos?

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