Capítulo 206
-Señor Carvalho, pregúntele a él, no a mí -la voz de Sabrina destilaba un desdén helado, cada sílaba cargada de impaciencia-. Si me llamaste solo para interrogarme, no volveré a contestar. La respuesta de André atravesó la línea como una daga.
-Quédate donde estás. Si intentas llevarte a Thiago por la fuerza, tendré que ordenar que te detengan.
Sabrina, al escuchar que Thiago se encontraba en el mismo parque de diversiones,
inicialmente había contemplado buscarlo. Sin embargo, el tono imperioso de André encendió su indignación, impidiéndole quedarse callada.
-Señor Carvalho, usted mismo dijo que quien pide un favor debe tener la actitud correcta.
André respondió, incrédulo.
-¿Favor? ¿Crees que te estoy pidiendo un favor?
-¿No me estás rogando sino dándome órdenes? -sin permitirle responder, Sabrina continuó con firmeza-. ¿Quién te crees que eres? ¿Por qué tendría que obedecerte?
-André, ubícate. No soy tu empleada para que me hables así.
Sabrina cortó la llamada con un gesto brusco y regresó al banco junto al lago, percatándose de que Gabriel, quien la esperaba, ya no estaba. Romeo había ido al baño ubicado cerca del bosque que bordeaba el lago central.
Justo cuando se disponía a dirigirse hacia los sanitarios, un chapoteo violento quebró la tranquilidad del ambiente, seguido inmediatamente por gritos alarmados desde la orilla.
-¡Alguien se cayó al agua!
-¡Dios mío, son dos niños! Parecen tener cinco o seis años.
-¿Dónde están sus papás?
-¿Alguien sabe nadar? ¡Rápido, hay que sacarlos!
El rostro de Sabrina se transformó en una máscara de preocupación al escuchar los comentarios de la multitud. Corrió desesperadamente hacia la orilla, abriéndose paso entre el gentío hasta distinguir a Romeo debatiéndose en el agua con movimientos frenéticos.
“¡Dios mío, Romeo no sabe nadar!”
El pánico inundó su rostro mientras empujaba a la multitud y, sin un instante de vacilación, se lanzaba al agua para rescatarlo. Romeo, sumergido, ya había tragado una cantidad
considerable de agua.
-¿Estás bien, Romeo? -preguntó Sabrina con expresión angustiada, presionando el pecho del niño para expulsar el líquido acumulado.
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Capitulo 206
-¡Cof cof!-Romeo tosió violentamente, expulsando una gran cantidad de agua.
Al abrir sus ojos aturdidos, reconoció aquel rostro hermoso y familiar que ahora reflejaba una preocupación genuina e inconfundible. Sus ojos se inundaron instantáneamente de lágrimas.
-Señorita Sabrina, casi… casi creí que no la volvería a ver -musitó, abrazándola con fuerza,
Sabrina lo envolvió protectoramente en sus brazos, reconfortándolo, Cuando lo notó más calmado, le preguntó con suavidad:
-Romeo, ¿cómo fue que te caíste al agua?
En ese preciso instante, el otro niño que había caído al lago también fue rescatado. Se encontraba en mejores condiciones que Romeo, consciente y sin haber ingerido tanta agua. Sin embargo, al reconocerlo claramente, Sabrina quedó paralizada.
-Thiago… ¿tú también estás aquí?
El pequeño estaba completamente empapado, con el agua escurriendo por todo su rostro y cuerpo. Las gotas resbalaban por sus mejillas sonrosadas, haciendo imposible distinguir si eran lágrimas o simplemente agua del lago. En su estado vulnerable y derrotado, proyectaba una imagen verdaderamente conmovedora.
Por un breve instante, Sabrina sintió que la compasión se abría paso en su interior.
-¡Lo salvaste a él primero y me dejaste ahí para morirme! -exclamó Thiago con los ojos enrojecidos.
Sabrina frunció levemente el ceño, a punto de ofrecerle una explicación, pero se contuvo al encontrarse con la mirada casi rencorosa del niño. Con voz indiferente, respondió:
-Thiago, si no me equivoco, ¿tú sabes nadar, verdad?
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