Capítulo 210
Fernanda aún pretendía argumentar, pero André la contuvo con un gesto firme.
-Mamá, Thiago sigue solo en su habitación de hospital. Ve con Luana a acompañarlo primero. Aunque la ira aún bullía en sus venas, Fernanda no tuvo alternativa ante la petición de André y la contundente falta de razón en su postura. Se limitó a fulminar a Sabrina con la mirada antes de alejarse en dirección a la habitación de su nieto.
-Espera -interrumpió Sabrina con voz clara.
Todos voltearon hacia ella.
-Esta señora, conociendo perfectamente que soy la madre biológica del niño, ha presentado una denuncia falsa y propagado rumores infundados que no solo manchan mi reputación, sino que constituyen una grave infracción contra el orden público -pronunció Sabrina con deliberada calma-. Señor oficial, este incidente no puede quedar impune. Si no recibe sanción alguna, ¿qué impedirá que vuelva a sabotearme con falsas denuncias durante mis próximos compromisos importantes?
El policía la observó atentamente.
-Señorita Ibáñez, ¿desea proceder formalmente con la acusación?
En situaciones como la protagonizada por Fernanda, presentar una denuncia falsa podía constituir una infracción menor o un delito grave. Si la persona agraviada decidía no emprender acciones, el caso simplemente se archivaría. Sin embargo, si la víctima exigía usticia, correspondía imponer una sanción acorde.
-Sí -respondió Sabrina sin alterar su expresión serena-. Exijo una disculpa pública por la lifamación…
Fernanda interrumpió violentamente sus palabras.
-¡Estás delirando, Sabrina!
Sin dignarse a mirarla siquiera, Sabrina prosiguió:
-Si ella rehúsa cooperar, me reservo todos los derechos legales para emprender acciones udiciales contra esta señora.
El oficial, evaluando rápidamente la escalada de tensión, intervino:
-Señora, le recomendaría disculparse. Si la señorita es una figura pública, su acción podría considerarse particularmente grave, llegando incluso a justificar una detención. En caso de legar a los tribunales, perdería indudablemente si la parte afectada no accede a una conciliación.
l escuchar que debería humillarse ante Sabrina, Fernanda reaccionó con la violencia de un inimal acorralado.
Capitulo 210
-¡Soy su suegra! ¿Disculparme con ella? ¡Jamás, absolutamente jamás!
-Fernanda–contestó Sabrina manteniendo su compostura imperturbable, Como tú misma señalaste antes, André y yo estamos tramitando nuestro divorcio. Dado ese hecho, somos personas ajenas entre sí.
André no pudo contenerse más:
-Sabrina, mientras no hayamos firmado el divorcio, ella sigue siendo tu suegra. ¿De verdad tienes que llevar esto tan lejos?
-Señor Carvalho, ella es tu madre y no tiene nada que ver conmigo. Cuando decidió llamar a la policía para arrestarme, no te escuché protestar. Ahora que debe afrontar las consecuencias de sus actos, sales a defenderla.
Sabrina añadió con sutil ironía:
-Ni siquiera compartes el sentido de responsabilidad de tu madre. Ella al menos comprende que los errores tienen un precio. Solo aplico el principio que ella misma defendió, ¿qué hay de malo en eso? Por supuesto, si prefieres evitarle la disculpa, puedes hacerlo tú en su lugar. Solo necesitas decir: “Mi madre difamó a la señorita Sabrina, y ahora me disculpo en su nombre, esperando tu perdón.”
Un silencio absoluto invadió el ambiente.
Obligar a André a pronunciar tales palabras significaría un doble golpe, humillándose a sí mismo y a su propia madre simultáneamente. Resultaría preferible que Fernanda asumiera personalmente su disculpa.
Fernanda, temblando de rabia hasta casi desvanecerse, señaló acusadoramente a Sabrina. Antes de que pudiera articular palabra, Sabrina advirtió:
-Fernanda, los oficiales siguen presentes. Si pronuncias cualquier ofensa que me denigre, esto ya no se resolverá con una simple disculpa. Si el caso llega a los tribunales, solicitaré una audiencia pública. Entonces, las noticias sobre Fernanda, la abuela que acusó a la madre biológica de secuestrar a su propio hijo, podrían convertirse en el próximo escándalo viral.
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