Capítulo 212
-Thiago dijo que me odia y que no quiere que estemos juntos la señorita Sabrina y yo.
-Vino al parque solo para buscarla y reconciliarse. Me dijo que cuando se ponga cariñoso con ella, va a escucharlo y dejará de prestarme atención.
-También dijo… también dijo…
La voz de Romeo se quebró mientras sus ojos se enrojecían gradualmente, cada palabra escapando con dificultad.
-¿Qué más te dijo? -preguntó Sabrina con firmeza pero sin ocultar su preocupación.
-Thiago dijo que solo soy su sustituto… -Los hermosos ojos del niño se inundaron de ágrimas, brillantes y vulnerables como los de un animal abandonado-. Señorita Sabrina, ¿de verdad soy solo un reemplazo de Thiago?
La compasión invadió el corazón de Sabrina mientras la decepción hacia Thiago crecía como una sombra en su interior. “¿Un sustituto? Él y su padre son expertos en reemplazos. Tal padre, tal hijo“, pensó con amargura.
-No eres el sustituto de nadie, Romeo -afirmó mirándolo directamente a los ojos con intensidad maternal-. Tú eres simplemente tú mismo. No te preocupes, me aseguraré de que se haga justicia en este asunto.
Hizo una pausa calculada antes de continuar:
-Además de exigirle una disculpa, ¿hay algo más que quieras? Haré todo lo posible por cumplir tus deseos.
Romeo levantó la mirada hacia Sabrina con cautela, su expresión mezclaba temor e inseguridad, como si temiera que cualquier petición pudiera costarle el afecto que tanto
anhelaba.
-No tengo más peticiones. Solo quiero que esté siempre conmigo.
El corazón de Sabrina se contrajo dolorosamente. Desde que conoció a Romeo, la mala fortuna parecía perseguirlo, convirtiéndolo constantemente en el blanco preferido de las burlas y crueldades de Thiago. Sin embargo, jamás la había culpado a ella ni había mostrado resentimiento hacia su hijo.
Sabrina respiró profundamente y dirigió su mirada hacia Gabriel, quien permanecía en silencio a un costado, observando la escena con atención contenida.
-Señor Castillo, si tiene alguna petición, puede expresarla…
Gabriel sostuvo su mirada con una intensidad que parecía trascender las palabras.
-Sabrina, debes entender que los hijos no son responsabilidad exclusivamente tuya. Esta carga no debe recaer solo en tus hombros.
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Capitulo 212
-André no siente responsabilidad hacia la familia ni hacia los niños precisamente porque tú te encargas de todo lo relacionado con ellos. Piensa que criar hijos es sencillo porque no ve todo tu esfuerzo, y por eso te subestima.
Las palabras de Gabriel dejaron a Sabrina momentáneamente aturdida, como si hubiera descorrido una cortina revelando una verdad que siempre había estado ahí.
Siempre se había encargado ella sola de todo lo relacionado con los niños. Entendía que André dirigía una empresa importante, que estaba ocupado y exhausto. Por eso nunca lo molestaba con asuntos cotidianos, intentando ser una esposa ejemplar que no añadiera preocupaciones. Sin embargo, cuando André disponía de tiempo libre, no lo dedicaba ni al trabajo ni a la familia, sino a otras mujeres. Qué irónico resultaba todo ahora.
-Lo entiendo, señor Castillo. Gracias -murmuró Sabrina, permitiendo que la conclusión se
asentara en su interior.
En otra habitación del hospital, después de asegurarse que Thiago estaba bien y de persuadir a Fernanda para que regresara a casa, André abrió la puerta con suavidad.
Al percibir que alguien entraba, Thiago se animó instantáneamente y dirigió su mirada expectante hacia la entrada. Cuando reconoció a André, el brillo esperanzado en sus ojos se extinguió de inmediato, dejando paso a una evidente decepción.
André captó perfectamente aquel sutil cambio en su expresión.
-Thiago, ¿qué pasó exactamente?
El niño permaneció en silencio por unos instantes antes de alzar la mirada con determinación.
-Papá, ¿puedes… no divorciarte de mamá?
Los ojos oscuros de André se ensombrecieron mientras una sonrisa irónica se dibujaba entamente en sus labios.
-¿Esas palabras te las enseñó mamá?
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