Capitulo 353
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Capítulo 353
Celia y Ben entraron en la habitación de Nieve y una cuidadora se les acercó.
-Señor, la señora se durmió de nuevo poco después de tomar la sopa. -Le informó a Ben.
El miró hacia Celia. Ella se acercó a la cama y arropó con suavidad a la mujer que dormía. Resultó que su verdadera madre no la había abandonado… Al pensarlo, sintió una punzada en la nariz y sus ojos se enrojecieron
al instante.
-Señor, ella…
-Ella es mi verdadera hermana menor.
La cuidadora mostró una expresión de sorpresa, pero la aceptó con agrado. Fuera cierta o no, la verdad era que a ninguna de ellos le agradaba Celiana. Después de que la cuidadora se fue, Ben por fin le hizo la pregunta:
-¿Por qué permitiste que ella se quedara?
-Se sorprendió mucho al verme -dijo, entrecerrando los ojos-. Su reacción fue como si yo no debería estar aquí.
-¿Crees que ella podría estar relacionada con el accidente?
Ella negó con la cabeza.
-No lo sé y por eso la dejé quedarse. Será más fácil ponerla a prueba.
Ben posó su mano sobre su cabeza, acariciando su cabello.
-Prestaré más atención a ella.
-Gracias, mi hermano -sonrió ella.
Cuando ella bajaba las escaleras, Celiana estaba parada, intentando congraciarse.
-Celia… lo siento, de verdad. La última vez te malinterpreté. Por favor, no me guardes rencor, ¿de acuerdo?
Ella la míró y mostró una sonrisa poco sincera.
-No.
-¡Eh! ¡Ya me disculpé!
-¿Por qué debería aceptar tus disculpas?
Celia pasó junto a ella y continuó su camino. Celiana apretó los puños, crujiendo los dientes. 1
-¿Por qué no te moriste…?
-¿Qué dijiste?
De pronto, la voz de Celia se escuchó detrás de ella y ella palideció sobresaltada. Se volvió y se encontró con la
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mirada de ella. ¡¿No se había ido?!
-Pues… no dije nada. ¿Habrás oído mal?
Al ver la expresión inocente de Celiana, sonrió impasible.
-Señorita Soto, ¿en serio tus padres te maltrataban?
Celiana parpadeó, un poco sorprendida. Luego, bajó la mirada con aire de víctima.
-Sí, siempre me golpeaban y regañaban…
La mirada de Celia se clavó en su cara.
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-Pero por lo que supe de su padre, él le pidió a César ochocientos mil dólares no solo económicas, sino también… por ti.
por
dificultades
—¡Eso es mentira! -replicó Celiana—. ¿Cómo podría ser por mí? Si fuera por mí, ¿por qué se negó a darme solo cien mil cuando se lo pedí?
-¿Y para qué necesitaba esa suma?
-¿Crees que lo quería por gusto? ¡Claro que era para…! —Celiana se tapó la boca y miró a Celia con furia—. ¿ Estás tratando de sonsacar la verdad?
Ella mantuvo su calma.
Solo preguntaba por curiosidad.
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