Para Celia, la invitación parecía más una intención de utilizarla con el fin de adular a los hombres. Quién sabía si algún día la venderían a un hombre "adecuado" como si fuera un objeto… Pero ella también comprendía que, recién llegada a la familia, si ahora lo rechazaba rotundamente, pondría a Enzo y Ben en una situación complicada. Menos mal, conocía a esta persona, así que la tarea no sería tan difícil.
—De acuerdo —respondió.
Al ver que Celia aceptaba, Ferlín se sintió aún más satisfecho con ella. Miguel dejó su taza de té y miró a Celia.
—En un rato iremos a la oficina. Ven con nosotros.
Ella sonrió, pero no dijo nada más.
***
César adquirió TO Tech., pero los empleados solo sabían que la empresa había cambiado de presidente; desconocían los detalles internos. Dado que los salarios y beneficios seguían iguales, la mayoría de los empleados aceptó quedarse.
En ese momento, el director de Recursos Humanos los guiaba por la empresa. Con la presencia de Miguel y el nuevo dueño de la empresa, César, el director mostraba gran entusiasmo… Mientras tanto, consideraba que Celia era una secretaria.
Después de recorrer todos los departamentos, Miguel se detuvo y les hizo un gesto mostrándoles el celular.
—Disculpe, señor, necesito atender una llamada.
César le sonrió y asintió con la cabeza. Una vez que Miguel se alejó, solo quedaron Celia y él. La atmósfera se volvió sutilmente tensa. Celia permaneció en su sitio, y centró su mirada en unas plantas a lo lejos. Aunque parecía tranquila, podía sentir la intensidad de la mirada de César sobre ella.
—No me mires así —dijo, volviendo la cabeza para evitarlo.
La sonrisa de César se hizo más evidente.
—Parece que tu tío nos está dando la oportunidad de estar a solas.
Ella cruzó los brazos.
—Tú se lo pediste, ¿no es así? Sinvergüenza.
—En eso me malinterpretas. No lo hice.
Celia arrugó el entrecejo y apretó los labios, guardando silencio. El silencio se extendió de nuevo entre ellos, interrumpido solo por los murmullos lejanos de los empleados.
—¿Es ese nuestro nuevo jefe?
—¿Quién es la mujer a su lado? ¡Es tan preciosa! ¿Será su esposa?
¿Su esposa…? A César le encantó el apelativo que los empleados habían usado. Extendió el brazo y rodeó los hombros de Celia. Cuando ella levantó la cabeza, algo desconcertada, él miró a los empleados y anunció en voz alta:
—A quien la llame "señora", le subo el sueldo.


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