Capitulo 405
+25 BONUS
Celia lo miro, intentando buscarlo en su memoria, sin éxito.
-¿Cuándo?
-El día que conociste a César. Piénsalo bien -dijo Nicolás.
El levantó el dedo y le dio un suave golpecito en la frente antes de alejarse. Siguiéndolo con la mirada, Celia quedó aturdida en su lugar, pero sumida en la confusión.
¿Qué quiso decir con esas palabras? ¿Que ella había conocido a César y a él en el mismo día? Pero entonces… ¿por qué no lo recordaba?
Mientras tanto, en un restaurante francés, Luna estaba sentada junto a la ventana. Estaba al borde de perder la paciencia cuando su cita arreglada llegó finalmente, sin prisas. Alzó la mirada hacia el hombre con el peinado engominado hacia atrás: era un hombre bastante apuesto, con los ojos profundos que le daban un aura sombría y severa. Sin embargo, no era su tipo.
-Usted es el señor Cyron, ¿cierto? SiCapítulo 405
no quiere verme, no tiene que aparentar. -Luna había perdido la paciencia –. Total, este compromiso lo arreglaron nuestros padres. Que se arruine me parece bien.
Sergio se sentó sin apuro. Le dirigió una mirada.
-Lamento haberla hecho esperar, señorita Ruiz. Este es un regalito como recompensa.
Mientras hablaba, colocó una cajita de joyas de valor frente a ella. Al verla, Luna arrugó la frente.
-Señor Cyron, ¿qué significa esto…?
-Me llamo Sergio Quiroga. -Sergio se recostó en la silla-. Cyron es un nombre que uso en el extranjero.
Luna tomó un sorbo del jugo sobre la mesa y asintió.
-Está bien, señor Quiroga. Supongo que usted también se vio obligado a aceptar este matrimonio arreglado. En cuanto a su regalo… No necesito ninguna recompensa.
-No diría que fui forzado. En realidad, me da igual quién sea mi esposa.
Al oír esto, Luna puso los ojos en blanco por dentro: claro, para los hombres da igual con quién se casen… Parecía que él no planeaba rechazar este matrimonio.
Luna no quería dejarse intimidar. Cruzó los brazos y dijo:
-Ya estoy enamorada de alguien y esta persona no es usted. Medítelo bien. Si nos casamos, solo será un matrimonio de nombre.
Sergio mostró una sonrisa siniestra.
-Eso es justo lo que tengo en mente.
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-Ojalá sea así.
Luna dejó los términos claros. Terminó su jugo, se levantó y se fue con su bolso.
Sergio acarició la correa de su reloj de pulsera y su sonrisa se desvaneció.
+25 BONUS
Luna camino hacia los ascensores. En ese momento, una mujer que salía del ascensor pasó junto a ella. La cara de la mujer le resultó un poco familiar. De repente, recordó algo y miró hacia su espalda: ¡era la mujer que había empujado a Carlos al agua! ¿Cómo se llamaba…? ¿Se apellidaba Núñez?
Al ver que la mujer entraba al restaurante, Luna la siguió. Al llegar a la entrada, se escondió rápidamente. Mirando a través del cristal, vio a Sira acercarse a la mesa de Sergio.
¡Un par de sinvergüenzas! Su pretendiente tenía relación con una mujer así… ¡Qué asco!
***
Dentro del restaurante, Sergio lanzó una mirada a Sira, disgustado, quien estaba de pie frente a él.
-¿Por qué estás aquí?
Sira apretó sus manos temblorosas y mordió su labio.
-Dijiste que me ayudarías a deshacerme de Celia Sánchez.
Él se abrochó el botón de su traje.
-No hay prisa.
-¿Entonces cuándo se supone que me ayudarás?
-¿Te atreves a hablarme así después de recibir el dinero?
La mirada de Sergio volvió afilada. Sira se encogió un poco de hombros para ocultar su disgusto.
-Es que tengo mucha prisa…
Sergio se levantó.
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